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El afamado escritor mongol,
Tan Tore Ao, nos muestra en su libro un amplio abanico de variopintas
chapuzas democráticas, guardándose muy mucho de no herir
sensibilidades, ni de poner nombre y apellidos de los autores y
autoras de las distintas mangancias y tropelías que en él se narran.
En este sentido, Tan Tore Ao,
escribe con cierta magistralidad la historia de una ínsula de ficción,
en la que tras un régimen de dictadura se instaura la democracia,
dando con ello pie al sometimiento de la ciudadanía a las reglas de
una carta magna, cuyo primer artículo decía: "Donde dije digo, digo
Diego".
Narra Tan Tore Ao, qué era tal
el grado de corrupción imperante en la ínsula, que hasta le cantaban
los sobacos al presidente de su gobierno, y hasta se injería en la
justicia, para tornarla en injusta por mor del interés nacional. Sobre
esto, Tan Tore Ao, cita en clave de humor lo que él denomina "
agüitacracia ", una rama de la chungocracia que tiene por método el
avisar a cobro revertido a los terroristas de una supuesta
organización, para que escapen de una inminente redada policial.
- ¡Hola!..¡Hola!..¿Eres
Txurretxu Ochondorenalarindeguigorritxi?
- Si soy yo. ¿Que pasa pues?.
- Verás, yo soy el inspector
lengüin, de la comisaría que está enfrente de tu casa, y te llamo
porque me han dicho que te diga que salgais huyendo; pues os van a
pillar. Pero ojito en la huida. No olvidaros de poneros el cinturón de
seguridad. Buen viaje.
- Vale chacurra, se lo diré a
"Matarife" y a "Goma2".
Así mismo, el escritor mongol
se adentra en los charcos de la "sordicracia" para poner en evidencia
el caso de un honrado y humilde restaurador, al que le salieron canas
en los cojones esperando una sentencia justa.
Un libro para leer en el
silencio de la noche, sólo roto por el pasar cadente de las
páginas.